Edición #32 en línea.

Hombres sin cabeza.

Lo recuerdo, cuando era niño vi dos hombres sin cabeza. Siempre pensé que aquello fue un sueño, pero no fue así. Mi madre, ya de viejo me lo contó. Dice que ese día me quedé inmóvil, pálido y que empecé a llorar como un desquiciado. Recuerdo que fue en una iglesia, pero no adentro, sino afuera, en el jardín y los dos hombres caminaban juntos de espaldas alejándose de mi. No eran padres, por si están pensando en la leyenda del Padre sin Cabeza, eran dos tipos cualquiera. Si la historia me la contó mi madre asumo que fue verdadera. Como la del duende que jugaba conmigo en el día y desaparecía en la noche, o la de los súper poderes que solía tener y que me hacían correr tan rápido hasta levitar y volar por los cielos, o cuando me podía hacer invisible y caminaba por la casa sin que nadie me viera. De niño me sucedían cosas mucho más emocionantes. Olman Torres.

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